¿Por qué nos preocupa lo que piensen los demás?

El ser humano es social por naturaleza, se desarrolla, aprende y crece en contacto con los demás. Las personas necesitan de los demás, necesitan pertenecer a un grupo y sentirse aceptados, queridos y respetados por el grupo. Los congéneres tienen un importante valor en la formación del autoconcepto, la identidad y la autoestima.

Es por todo ello que la opinión de los otros puede convertirse en un fuerte refuerzo, que puede llegar a limitarnos y transformarnos. La excesiva preocupación por lo que piensan los demás, por cómo nos ven, es una manifestación del miedo a ser juzgado y obtener un resultado negativo. Es fundamental educar a los niños y niñas para liberarlos del miedo a ser juzgados por los demás y dejarlos libres de esa preocupación.

El miedo a ser juzgado

El miedo a ser juzgado por los demás es un miedo natural y normal. En la infancia creamos nuestro autoconcepto y autoestima, así como las bases de nuestra identidad basándonos en la opinión que tienen los demás de nosotros.

La valoración externa se une a la interpretación que hacemos de la misma y a los sentimientos experimentados con ella y de este modo vamos creando nuestra percepción sobre nosotros mismos: autoconcepto, autoestima e identidad.

En este proceso es normal salir lastimado, ya que el ser humano tiende a compararse, juzgar y criticar al otro. Es algo natural, pero cuando uno mismo es el que resulta criticado y juzgado puede ser doloroso e incluso tener importantes repercusiones.

De este modo los niños y niñas experimentan el temor a la opinión de los demás y comienzan así a cubrirse con máscaras y dejar de mostrarse tal y como son, en un inútil intento de evitar las críticas y el ser juzgado.

El miedo a ser juzgado y la preocupación por la opinión de los demás aparece en la infancia, y hace que no nos mostremos tal y como somos, sino como creemos que podemos evitar críticas y agradar así a los demás.