Los perros son animales increíbles. Son cariñosos, leales, dulces y atentos. Después de todo… dicen que hay una razón por la que “Dios” escrito al revés es “perro”.
La adorable y esponjosa Hazel es uno de esos perros que hacen sonreír a su dueña cada día con sus acciones y su actitud alegre y animada. Esta mezcla de Yorkie, chihuahua y caniche vive en Abilene (Texas) con su madre, Monica Burks, de 48 años, y es claramente compasiva, como algunos de los perros de servicio.
Un día, Monica sacó a Hazel, de tres años, para que pudiera hacer sus necesidades, aunque bajo la lluvia. Pero al cabo de un rato, Mónica se dio cuenta de que su bebé no había vuelto y se alarmó al instante.
Se Asomó Para Ver Si Hazel Había Tenido Algún Percance Y No Pudo Creer Lo Que Vio.
Hazel probablemente había oído los patéticos lloriqueos de un gatito diminuto que habían dejado solo en la carretera bajo la lluvia torrencial. Hazel echó un vistazo a este pobre bebé y enseguida se encariñó con el solitario, peludo y empapado gatito.
Instintivamente, Hazel supo que tenía que ayudar al gatito y lo único que se le ocurrió fue acompañar al bebé a su propia casa y a su hooman Mónica.
La gatita siguió tímidamente a Hazel unos pasos y luego se detuvo. Hazel siguió girándose hacia ella, deseando que su nueva mejor amiga continuara siguiéndola.
A Pesar De Que Llovía A Cántaros, Hazel No Se Daba Por Vencida Con Aquella Gatita Asustada. Tardaron Una Eternidad, Pero Finalmente Llegaron A La Entrada De La Casa.
Mónica se quedó atónita cuando vio a su dulce cachorro guiando a un gatito callejero hacia su casa bajo el aguacero. Sacó su teléfono y grabó este increíble momento para compartirlo con los demás.
“Debe de haber algo que se llama amor puro. Vi aflorar los instintos maternales de Hazel.”