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Papel picado, un arte que trasciende épocas y fronteras

Pedro Ortega es un maestro artesano que no heredó el oficio de hacer papel picado por su familia, pero lo aprendió gracias a su amor por México y observando a los artesanos que trabajaban en su pueblo natal, San Pedro Tláhuac, en la Ciudad de México.

Su técnica evolucionó con el paso de los años y gracias a su ingenio incursionó en la creación de retablos en los que incluyó la técnica del papel picado, creando verdaderas obras de arte que han sido reconocidas a nivel nacional e internacional; además de que ha compartido sus conocimientos en talleres que ha impartido en México y otros países de América y Europa.

Origen del papel picado

Don Pedro habló sobre la evolución de esta artesanía conocida en todo el territorio mexicano. El pueblo de San Salvador Huixcolotla, Puebla, es conocido como “la cuna del papel picado”, aunque su historia se relaciona con los rituales y ofrendas de la época prehispánica, cuando se utilizaba el papel amate.

Luego, con la llegada del papel china a México, a mediados del siglo XIX, el material fue incluido en las celebraciones del Día de Muertos y posteriormente en las fiestas patrias. Hoy en día esta artesanía es vista en verbenas populares y en todo tipo de festejos familiares.

Un trabajo desde cero puede tomar de entre cuatro a siete horas, en promedio. Se comienza por la creación del diseño, el trazado del dibujo y, finalmente, el picado del papel, esta artesanía siempre tiene una misma estructura conformada por el motivo principal, un remate horizontal en la parte de abajo, dos remates laterales y los pequeños cuadros que se consideran el alma de la hoja porque realzan siempre a la figura principal.

Actualmente algunas empresas han desarrollado maquinarias para agilizar la producción y han sustituido el papel por plástico, por lo que ha abaratado el producto; sin embargo, los artesanos como el maestro Pedro consideran esto una competencia desleal, debido a que rompe con la creatividad, la mano de obra y la calidad del trabajo que sólo pueden ofrecer los guardianes de esta tradición.

“El trabajo artesanal está hecho con las manos, con el corazón y la sensibilidad de una herencia cultural muy grande, me gustaría que se valorara más y no se regateé”, dijo Pedro Ortega, maestro artesano.

El golpe económico

Además de los problemas de salud, el año 2020 fue sido difícil para todos los sectores económicos de México y el mundo. Los artesanos como Pedro Ortega se vieron obligados a disminuir su producción, pues la venta de sus artesanías bajó hasta en un 75%, en comparación con años anteriores.

A pesar de los programas emergentes de ayuda que ofrecieron instituciones gubernamentales, los apoyos han sido insuficientes, pues muchos de sus productos se venden en ferias y fiestas, que hasta hoy continúan suspendidas en algunos lugares de México para evitar los contagios por el Covid-19.